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Familiares y amigos de Sonia Iglesias convocan una manifestación dos años después de su desaparición

El próximo sábado se cumplirán dos años desde la desaparición de la pontevedresa Sonia Iglesias y su familia y amigos han convocado una concentración para evitar que su caso se olvide. La concentración será en la Praza de A Ferrería, de Pontevedra, el próximo miércoles, día 22 y no el mismo día 18, fecha en la que se cumplen 24 meses sin noticias de Sonia, pare evitar su coincidencia con las Festas de A Peregrina.

Ese mismo día de 2010, Sonia Iglesias, de 38 años de edad y madre de un niño de 9, saló de su casa por la mañana, para incorporarse, tras las vacaciones, a su trabajo como encargada de Massimo Dutti. Desayunó en una cafetería cercana a su casa, en el barrio de San Roque y, tras hacer un recado, acompañada de su pareja, Julio Araújo, fue vista por última vez, sobre las 10 y media, en la rúa Oliva.

La alarma saltó cuando no acudió a una cita con su hermana ni se presentó a trabajar, por lo que llamaron de su empresa a casa. La llamada la atendió su pareja quien, después de intentar localizarla, se presentó en la Comisaría de Policía para denunciar su desaparición.  En la declaración que hizo a los agentes afirmó que Sonia había ido en coche a hacer varios recados y que, terminados, lo dejó en el garaje, diciendo que había demasiado tráfico y que se iba andando a trabajar.

Los investigadores de la Brigada Central de Delitos contra las Personas de la Comisaría General de Policía Judicial, quienes han reconstruido los últimos pasos de Sonia, han señalado Julio Araújo como principal sospechoso de su desaparición en base a “las múltiples contradicciones en las que incurrió en su declaración” y al hecho de que Sonia le había pedido, una semana antes, que se fuese de casa, mandando al hijo que tenían en común, Alejandro, a pasar unos días a casa de su hermana.

Este hecho se desconocía hasta que Araújo denunció a la madre de Sonia, Carmen Eirín, por injurias, asegurando que Carmen había comentado a varias personas que Julio Araújo y su hermano “la han matado o le han pagado a alguien para que acabase con su vida“. La denuncia fue desestimada pero se inició una época de tensiones entre la familia de Sonia y su ex pareja que llegó a su punto culminante con una pelea entre el padre de la joven y el novio de su hija en abril del año pasado.

La investigación sobre el paradero de Socia continuó su curso y el caso pareció tomar un nuevo rumbo cuando se encontró su cartera en el poblado chabolista de o Bao, donde se llevaron a cabo multitudinarias batidas vecinales de búsqueda por zonas del rural sin hallar el más mínimo indicio.

Justo cuando se cumplían seis meses de la desaparición de esta mujer de 38 años, surgieron unas pintadas en varios puntos de Vigo que rezaban ‘Sonia Iglesias. Muerta y enterrada. No la vais a encontrar jamás en la vida’. Fue entonces cuando su familia contrató una línea 900 para que cualquiera pudiese aportar , anónimamente, cualquier pista que pudiera aclarar su paradero.

La misma no funcionó, aunque  a Policía interceptó un comentario telefónico sobre Sonia Iglesias en el marco de una operación contra el tráfico de drogas en Arousa y Pontevedra, que se demoró un tiempo debido a esa escucha en una conversación de un familiar de Julio Araújo. En aquella operación antidroga fueron arrestadas 11 personas, entre ellas, varios familiares de la antigua pareja de Sonia.

Meses después, el Fiscal Jefe de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, acusó a Julio Araújo un supuesto delito de detención ilegal, apoyándose en dos nuevos informes policiales, aunque el juez Xermán Verela decretó su libertad sin cargos.

 

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