Vigo al minuto

Si, es verdad, hay hueco de sobra en la playa

No, no hemos estado muy allá con este titular, “Este martes…busca hueco en la playa”. Hay hueco. Lo ha comprobado el becario, al que hemos mandado a Samil con el chándal olímpico español, las chancletas y los calcetines blancos que le regalamos por su cumpleaños. Y hay hueco, niebla y un frío que pela. Es así. Metimos la pata.

No ha colado y tenemos que reconocerlo. En la playa hoy no se impone el top-less, sino el enroscarse en la toalla o, mejor aún, quedarse en casa durmiendo. Las pocas personas que hay allí están vestidas, excepto dos o tres señores de Lugo, no se ven las Cíes y no hay rastro del sol. Mejor no ir, salvo que, como varias familias que andaban entre los pinos, hayas salido ya con la nevera, doce tupper son croquetas, empanada, ensaladilla, carne y torrijas y, como ya estabas en camino, te dé más pereza volverte que desplegar el mantel y las servilletas en alguna de las mesas de piedra, en las que hoy no es necesario dejar a la abuela de guardia.

También había gente corriendo, en bicicleta y algunos optimistas, carentes de sensibilidad cutánea, dándose un chapuzón. Pero la realidad es que, de acuerdo con las previsiones de la Agencia Española de Meteorología, la cosa no va a mejorar. Es posible que veamos algo el sol por la tarde, pero estará, en general, nublado, y las temperaturas oscilarán entre los 16 y los 23 grados.

Para completar la información, le hemos pedido al becario que comprobase cómo estaba el agua…desde el hospital, donde están considerando si es necesario amputarle  varios dedos del pie derecho a causa de la congelación, nos ha dicho que mejor no te bañes, salvo que sea con escafandra o que sea absolutamente imprescindible para tu vida sexual impresionar a alguna chica con la que te has tirado el moco de que acabas de llegar de zambullirte en el Océano Glaciar Ártico.

Así que, comprobado que nos hemos columpiado, copiamos al Chicago Tribune que un día después de dar por ganador a Dewey contra  Truman en las elecciones Presidenciales estadounidenses de 1948, desplegó una pancarta en la fachada de su redacción en la que escribió, “Señor Presidente, estamos listos para comernos el gazapo en cuanto usted acabe de cocinarlo”.

 

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