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¡Somos de Primera!

Han hecho falta cinco años, que se han hecho eternos, para que el Celta haya vuelto a su lugar natural: la Primera división del fútbol español. El cuadro celeste, es uno de los históricos en esta liga en la que ha militado en 46 ocasiones estando presente en ella durante todas las décadas desde su fundación.

El desastre se produjo en la temporada 2006/07 cuando, tras una desastrosa segunda vuelta, un Celta que había pasado el primer tramo del campeonato en la mitad de la tabla tras venir la temporada anterior de lograr la sexta plaza que le había abierto la que se conocía entonces como Copa de la UEFA, se fue al fondo.

Y sí que fue un desastre, el año siguiente, lejos de optar al ascenso se quedó a las puertas de irse a Segunda B, acabando en décimosexta posición a solo dos puntos del Raciing de Ferrol, que aquella temporada fue el primero en perder la categoría. Las cosas se pusieron aún peor en la temporada 2008-2009 rozando el ridículo al acabar un puesto por debajo de la anterior campaña, décimo séptimo.

Mejoraron algo en el año 2009-2010, cuando los celestes llegaron al final en la mitad de la tabla. Y ahí se acabó el infierno. Hace sólo 12 meses, ya dimos un aviso metiéndonos en el play-off de ascenso, aunque caímos contra el Granada, pero ¡este 2012 la oportunidad no se nos ha escapado!

Con el revulsivo de Paco Herrera en el banquillo, el equipo ha dado lo mejor de sí y ha sabido sacar lo mejor de tres hombres fundamentales: Iago Aspas, el máximo goleador del equipo con 22 tantos; un tipo que ha se ha crecido ante la adversidad poniendo los goles en los momentos importantes. Fabián Orellana, con 13 dianas, una mentalidad ganadora, una actitud vencedora, indómito, entregado, la imagen del tesón, el trabajo y la ambición. Y el  veterano Quique de Lucas, que ha cargado con el equipo mandando, ordenando, subiendo, instruyendo, animando y enfadándose cuando ha sido necesario para guiar a sus compañeros.

Pero si alguien ha subido a este equipo a hombros hasta aquí ha sido una afición que ha soportado las dificultades, los enfados, las desilusiones y ha mostrado el carácter de una ciudad que se crece cuando los desafíos son más difíciles. Ha sido Vigo la que ha llevado por el aire a un club que parecía vencido y la que ha recordado que lo lógico en una ciudad de primera es tener un equipo en Primera.

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