Eso ha desvelado, según publica la revista ‘Nature’, un ultra-análisis de alta precisión de algunas de las muestras de rocas más antiguas de la Tierra, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Bristol. La misma ha llegado a la conclusión de que las reservas accesibles del planeta de metales preciosos son el resultado de un bombardeo de meteoritos que tuvo lugar unos 200 millones de años.

Durante la formación de la Tierra, el hierro fundido se hundió hasta su centro formando el núcleo. Este fenómeno se llevó consigo la gran mayoría de los metales preciosos de nuestro planeta, como el oro y el platino. De hecho, hay suficientes metales preciosos en el núcleo de la Tierra como para cubrir toda la superficie del planeta con una capa de cuatro metros de espesor.

La absorción del oro hacia el núcleo debió dejar la parte externa de la Tierra carente de este metal. Sin embargo, los metales preciosos son decenas de miles de veces más abundante en el manto de silicatos de la Tierra que lo anteriormente previsto.


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