Un pupitre en Liberia

El coche que nunca se arregla

ALEJANDRA BERNARDO/Monrovia

11:54pm Kendeja. Recién llegada de una cena en la casa de un italiano que aún no sé qué hace en Liberia

Hoy ha sido el día más infructuoso desde que llegué a Liberia el sábado pasado.

Tocaba ir al colegio que está a unos 60 minutos de Kendeja, 30 hasta el aeropuerto (la mayor parte del camino por lo que los locales llaman la highway (que es como nuestras carreteras comarcales) y a otros 30 del aeropuerto porque aunque está sólo a unas 8 millas, unos 12 km, hay que ir por una carretera sin asfaltar, con baches, en muy mal estado, de la misma tierra roja que dibuja al continente, aunque en este caso con mucha menos gracia.

El camino fue bien hasta que llegamos a la famosa carretera. Con un cierto sonido que no me gustaba nada, e EJ intimidada (soy mujer conduciendo en Liberia), lo entendí después cuando me enteré de que las mototaxis que os enseñaré más adelante se echan -literamente- a los coches de un extranjero con la intención de que les pague el seguro del supuesto coche adinerado. Vamos, la versión moto de lo que hacen en otros sitios con vacas y ovejas, aunque aquí hasta se juegan el propio pellejo como podéis leer.

Una vez que pasamos Robertsfield International Airport y que comenzamos la endiablada carretera el sonido se hizo más fuerte y para cuando me di cuenta me había quedado sin frenos. Al principio no le dije nada a EJ. Faltaba poco para llegar a la escuela y creí que una vez allí llamando a un mecánico (Sadate ya estaba en mi mente) podría arreglarse la cosa fácilmente y en la misma mañana volver a casa. De repente……. leer más

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