Al principio se creyó que no causaría tantos destragos como el Eyjafjalla en Islandia, pero el paso de los días ha quiado la razón a a los expertos: la nube de cenizas ha obligado a cancelar miles de vuelos, está afectando a flora y fauna y los vientos se están moviendo a tal velocidad, que las cenizas volcánicas del Puyehue podrían llegar a dar la vuelta al mundo. La cuenta de gastos de esta erupción que comenzó hace apenas dos semanas está dejando una cuenta de gasto desorbitada.
A la evacuación de miles de personas de la zona sur de Chile hay que añadir la irrupción del transporte aéreo, con cancelaciones en Argentina, Uruguau, Paraguay, Brasil, Australia o incluso Nueva Zelanda en plena temporada alta. Además, la lluvia de cenizas ha matado más de 4 millones de salmones en los centros de cultivo chilenos y han tenido que evacuar otros tantos para evitar dramas mayores; los 45 grados centígrados en el río Nilahue por la lava ha matado a miles de peces; y una capa de cenizas de 40 centímetros impide que las ovejas argentinas puedan alimentarse. En total, sólo por estos motivos se han perdido más de 80 millones de dólares. Y falta sumar los gastos de la limpieza de carreteras. Ahora temen la sequía.
