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Seica non lle chejaba…

Los casi 42,2 kilómetros del maratón no le debieron llegar, así que al llegar a la meta siguió corriendo, a los Forest Gump. Ocurrió en la última edición del Maratón de Londres. El atleta, Sam Robson, se puso las zapatillas y desde la salida no paró de correr hasta su casa en St Ives, Cambs, 160 kilómetros después de la cinta de meta. En total 29 horas de ejercicio ininterrumpido, con pequeñas paradas para reponer líquido, y 15.000 calorías menos en el cuerpo que no parecieron cansar a este joven corredor de 28 años.

Este científico de profesión completó el maratón de Londres en 3 horas y 45 minutos, casi tres cuartos de hora más que el ganador de la prueba. Pero visto lo visto está claro que no es una cuestión de rapidez, sino de aguante.

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