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La vida, hoy, es un Cambalache

Caminar. Ese es el secreto del tango. No hay nada más. Esa ha sido la primera lección que las ocho parejas que se han inscrito en el Curso de Tango de Cambalache, han aprendido apenas ha empezado a sonar el bandoneón. “El tango, como baile social no pide el levantamiento de pierna, sino pegarse al piso, moverse como si fuésemos por la calle, por eso a bailar se le dice caminar”, ha dicho inflexible Leonardo, un argentino del norte que será, junto con Carina, quien lleve a las parejas al mundo de la música de Gardel, incluidos a los “pataduras”, como se ha calificado el propio dueño de la franquicia de restaurantes, Juan Cives, alumno de excepción de estas clases.

Durante cuatro sesiones, en su restaurante del Paseo de Ronda, en Coruña, los aspirantes a minas y matalobos podrán hacerse con los 8 movimientos de la danza más sensual de la tierra. Tras la lección, una invitación para comentar la jugada alrededor de una cena improvisada, ojos entrecerrados y una noche entera por delante, pero a media luz y solos los dos.

Los horarios del curso están pensados para no interferir en tu trabajo (son de 7 a 8 y media de la tarde el primer día y de 7 y media a 8 y media los demás), todos los jueves, desde el próximo día 28, salvada la Semana Santa.

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