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Jubilados para intentar sacar a Fukushima del pozo

Les quedan menos años de vida y, por tanto, también tienen muchas menos posibilidades de desarrollar un cáncer a largo plazo. Por eso, para meterse en el corazón de Fukushima, el que rezuma radiacción por los cuatro costados, se ha recurrido a ellos: antiguos empleados ya jubilados o a punto de jubilarse. Son los héroes de Fukushima, 180 hombres que trabajan en turnos de 50 para intentar solucionar la situación sin estar un tiempo excesivo expuestos a la radiación.

No es la primera vez que se toma esta medida, sino que es habitual que en caso de emergencias las empresas nucleares tiren de plantilla veterana para reducir riesgos. En este caso son ellos los que se han ofrecido como voluntarios, porque son conscientes de que un cáncer tarde décadas en desarrollarse, décadas que ellos no van a vivir. Ataviados con trajes protectores, máscaras y hasta bombonas de oxígeno intentan enfriar los reactores dañados y las posibles fusiones parciales del núcleo.

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