El Amfiv empieza a tener problemas: tres partidos de liga y ni una sola victoria. Aunque, para qué engañarnos, las derrotas ante el Once Andalucía y el Fuhnpaiin eran previsibles, contra Las Palmas de Gran Caanria (57-55) siempre se complican las cosas. Pero el verdadero problema de los de César Iglesias es la falta de acierto ante la canasta. Juegan bien, incluso en muchas ocasiones mejor que su rival, pero los lanzamientos siempre son demasiado forzados o precipitados.
Los vigueses saltaron a la cancha a presentar batalla aunque con un inicio frío y con los puntos llegando a cuentagotas. Tuvieron que esperar hasta el tercer cuarto para coger el pulso al partido, pero cuando parecía que podían romper el encuentro a su favor, un cambio táctico varió el discurrir del choque. El Gran Canaria optó por poner en pista a sus tres cuatro y a sus dos unos, con lo que el Aldasa empezó a sufrir ante la considerable diferencia de altura.
Para equilibrar la diferencia de centímetros, el técnico del Amfiv optó por presionar a su rival, convirtiéndose el choque en un toma y daca. El triunfo iba a caer del bando de aquel equipo que supiese mantener mejor la calma y fuese capaz de encadenar tres acciones positivas seguidas. Ninguno de los contendientes fue capaz y se llegó a los últimos 40 segundos con los locales dos puntos arriba (57-55) y balón para los visitantes.
Los isleños optaron por conceder la opción de un triple rápido a David Mouriz, quien probó fortuna aunque sin acierto. El Gran Canaria dispuso así de una última posición que el Aldasa trató de defender al no poder forzar la falta para buscar el fallo en los tiros libres de su rival puesto que contaba con sólo dos en su casillero del cuarto. No se produjo el milagroso robo de balón y el partido acabó con victoria isleña (57-55) ante un Amfiv que, una vez más, lamenta los numerosos errores propios que le impidieron lograr su primer triunfo liguero de la temporada.