No se entregó de forma voluntaria, decía que quería ver crecer a su hijo. Fueron las investigaciones policiales las que dieron con Jacobo Piñeiro a través de su madre, aunque él decía que estaba en Boiro cuando realmente estaba en Marín. Primera mentira. Uno de los agentes concertó vía telefónica una entrevista con él sin decirle por qué se le buscaba, pero Piñeiro no acudió.
Tampoco dijo la verdad sobre dónde había tirado el arma del crimen ni sobre la hora en la que salió del pub ‘Strong’ con Isaac Pérez Triviño, más de cuatro horas antes de lo que afirma en su declaración, según reflejan las cámaras de seguridad. Durante la tercera jornada en la que los testigos del crimen de la calle Oporto pasaron a declarar, las autoridades policiales explicaron que Piñeiro fue detenido después de que una unidad del GRECO lo identificara cuando estaba paseando por Marín.
Los expertos también han declarado que el fuego que se inició en el piso, con al menos 5 focos, fue intencionado, iniciado con alcohol y gasolina, y cruel, ya que dos de ellos se formaron sobre los propios cuerpos de las víctimas. Y con la espita de gas abierta, lo que pudo provocar una importante explosión. Fueron precisamente los bomberos los que se encontraron los cuerpos de las víctimas al apagar el incendio y disipar el humo: el de Isaac con un cable al cuello y atado a la pata de la cama, desnudo, y el de Julio degollado, con las manos a la espalda y con una manta por encima.
