El Lector

Inmigrantes africanos

JOSÉ MANUEL PENA/ Llegan a un país y a un continente extraño, sólo con lo puesto, en busca de una oportunidad para sobrevivir y poder ayudar económicamente a sus familias en Senegal, Mauritania, Marruecos… Muchos son los que cruzan el Estrecho en pateras, ilusionados con una vida mejor, en manos de las mafias africanas a las que poco les importan sus vidas.  La muerte, en muchos casos, es el final de una larga y angustiosa travesía. Los más afortunados consiguen reunirse con otros compatriotas o familiares para salir adelante en las cloacas de los países con economía de mercado, donde la libertad es patrimonio de los poderosos y ellos pasarán a formar parte de los miles de inmigrantes africanos excluidos socialmente.

A lo largo de la época estival los vemos recorriendo nuestras calles y plazas, en los días de fiestas y verbenas populares. Venden pequeños objetos de adorno y artesanía tradicional que sus familiares elaboran en sus países de origen.  Una parte importante del dinero recaudado tiene como destino Senegal, Marruecos…, para que sus seres queridos puedan salir adelante sin necesidad de mendigar ayuda a sus gobernantes que viven, la mayoría, en la opulencia y prefieren mirar hacia otro lado.  Cuando los veamos pensemos qué haríamos nosotros en su lugar, por eso al comprarles un amuleto, un collar o un guerrero “masai” estamos dando vida y esperanza a muchas familias africanas que se mueren de hambre.

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