Un funeral retransmitido en directo desde 14 iglesias de Duisburgo y desde el estadio de fútbol, además de por numerosos canales de televisión públicos y privados. El adiós a las 21 víctimas del festival de música techno ‘Love Parade’ fue un fiel reflejo de la pesadumbrez en la que ha quedado sumida toda Alemania tras la tragedia. Una «danza de la muerte» en la que se vieron arrastrados jóvenes alemanes, pero también otros llegados de Italia, Holanda, Bosnia, China y España, en alusión a los 8 extranjeros que murieron hace una semana.
En el oficio, celebrado en la iglesia evangélica de Duisburgo, la plana mayor de la política alemana, encabezada por la canciller Angela Merkel y el presidente Christian Wulff, aunque sólo Kraft fue el único político en tomar la palabra. Los que no estaban, el alcalde Adolf Sauerland y el organizador del festival, Rainer Shaller, por «razones de seguridad y por respeto a las víctimas».
Miles de personas han asistido a los funerales de las víctimas, entre ellas las españolas Clara Zapater y Marta Acosta, de 22 años, que celebraban en el festival su despedida a un año de Erasmus y el regreso a España. Mientras se investigan las causas y se depuran responsabilidades, 25 de los 511 heridos en la avalancha continúan hospitalizados.
