Hubo que esperar a que Sasha Dobson acabara su mini concierto como telonera para poder ver a la estadounidense: 45 minutos de música para calentar motores y otros 20 minutos para adecuar el escenario. Al final, Norah Jones no pisó el escenario hasta pasadas las 23:40 horas. Pero la espera mereció la pena.
Con un vestido palabra de honora en blanco, negro y rojo, la cantante se enfrentaba a un Castrelos lleno hasta la bandera con su inseparable guitarra en las manos. Delante, más de 20.000 personas y hora y media de concierto en el que hacer un recorrido por su último trabajo, ‘The fall’. Alternando guitarra y piano a partes iguales y los juegos de luces, hubo que esperar a que acabara la tercera canción para escuchar unas palabras suyas. Y fueron en gallego: “Graciñas”, dijo mientras el público dejaba aflorar la euforia.
Voz sensual, grácil, pequeña, morena… Aunque sacarle dos fotos distintas cuesta: quizá demasiado volcada en su música, la neoyorquina no se caracterizó por su efusividad ni sus gestos y las tres canciones desde la fila 13 fueron un poco justas para que nuestros compañeros gráficos pudieran sacarle partido. Rechazó una suite para estar con la banda, no pidió nada especial, pero la organización se desvivió por cuidar la imagen de la cantante.
Con el sambenito a cuestas
Ha luchado contra las normas del mercado para reivindicar su autenticidad por encima de lo meramente comercial, pero aún así no consigue despegarse de los clichés como hija de Ravi Shankar, maestro indio del sitar muy famoso por su relación con The Beatles. Pero en el que fue su único concierto en Galicia, Jones consiguió enamorar a todo un auditorio con una voz íntima y cálida que aúna sencillez y talento.
Por algo tiene a sus espaldas 10 años de éxitos que comenzaron cuando una noche Shell White, de EMI, la escuchó cantando en un pequeño club de Nueva York. Una voz joven, sugerente, sensual… parece que te está contando un secreto al oído. Intentaron llevarla por el camino del pop, pero sus raíces son el jazz. Así nació ‘Come away with me’, su debut discográfico, sin campañas masivas, sin un hit agresivo sonando en las radios. Dulce, tranquila… como demostró esta noche en Vigo.
El boca a boca hizo el resto del trabajo: cuatro discos, 5 Grammys y más de 40 millones de copias vendidas. Su nuevo álbum, ‘The fall’, un experimento de nuevos sonidos y ritmos, se colocó directamente en el número 1 de ventas de iTunes. Ni márketing ni disfraces: esta noche se vendió como nadie. Sólo necesitó su voz.
