Era bueno, muy bueno, y eso que estaba sin trabajo. En diez días un fontanero de Palma de Mallorca fue capaz de dejar sin agua a trece edificios de la ciudad. No es que le llamasen para hacer unas par de chapuzas y el hombre acabase tomándose la palabra literalmente, sino que se dedicó a llevarse las tuberías, cañerías y contadores de los inmuebles para venderlos al peso como chatarra. El caco, de 40 años, empezó a actuar el 2 de febrero, saqueando los cuadros de contadores de 13 esos trece edificios. Pillarlo no fue complicado ya que, además de las tuberías y contadores, por los que ganó sólo 360 € de los casi 4.000 que costarían en el mercado, se llevó varias puertas metálicas de un polígono industrial que, por supuesto, no pasaron desapercividas para la Policía.