JOSÉ MANUEL PENA
La sentencia de la Audiencia Provincial de A Coruña, inculpando a varios armadores, pone de actualidad la pesca con dinamita, práctica ancestral y muy popular, que es una actividad ilegal y de alarmante impacto sobre el ecosistema marino. En el año 2006, la Comisión Europea había solicitado a las autoridades españolas garantizar que no prosiguiese esta práctica ilegal al corresponder a los Estados miembros el control de las actividades pesqueras.
A estas altura todo el mundo conoce, sea o no perteneciente al sector del mar, que es poco ético, además de peligroso e ilegal la pesca con explosivos. Según parece va quedando como una práctica residual, por lo menos en Galicia, gracias a que a una gran mayoría de armadores y pescadores en general les preocupa, cada vez más, la sostenibilidad de las especies pesqueras y el impacto ambiental que estas acciones reportan. En muchos puertos pesqueros ya se comienza a releer las normas del código de conducta para una pesca responsable por temor al futuro.
Varias asociaciones ecologistas y defensoras de los océanos señalan actualmente que en las aguas europeas casi un 80 por ciento de los caladeros se encuentran agotados por la pesca ilegal o sufren sobrepesca. Gestionarlos de forma sostenible es una obligación legal de cada país ribereño, según estableció la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, y el año 2015 fue establecido como plazo máximo para conseguirlo.
