Dichos responsables aclaran que, tras una entrevista con un señor de 85 años, se acordó darle en adopción un perro, una vez que el sobrino de este señor, que lo acompañaba, se comprometió a ocuparse del animal si algo le pasase a su tío.
“Lo lógico, desde nuestro punto de vista aunque para algunos no lo sea, es q si una persona mayor viene a adoptar se le da un perro de unas características por diversos motivos: tiene que vivir más la persona que el animal, tiene que tener paciencia para criar y educar a un cachorro y tiene que tener los recursos adecuados”.
El hombre, indican desde Progape, cumplía los requisitos considerando que parecía en buen estado de salud, tenía un lugar adecuado para el perro y su sobrino se haría cargo del mismo si fuese necesario.
La negativa final a darle el animal en adopción nada tiene que ver con lo publicado: en la clínica veterinaria donde tenían que ponerle el chip al perro, la vicepresidenta de Progape, sabiendo que ‘Clipper’ iba a ser adoptado, entabló conversación con este señor quien le comentó que esperaba que este perro les dure, “que otros se le han escapado en repetidas ocasiones y que nunca aparecen”, y se refiere a dos perros de caza y a otros dos que le regalaron en su día los vecinos.
La vicepresidenta de Progape, ante esta circunstancia decide paralizar la adopción porque no puede permitir que el perro desaparezca en unos meses como ha sucedido ya con otros cuatro, “sin que nadie lo busque, sino que en vez de eso se vaya a adoptar otro perro, un sexto para seguir coleccionando desapariciones”.
Este es el verdadero motivo, subrayan responsables de Progape, por el que se retira el animal y se paraliza su adopción, algo que se hubiese hecho con cualquier otra persona, sin importar la edad, porque, recalcan, “las adopciones de animales no pueden tomarse a la ligera”.
Por ello, Clipper sigue esperando una familia o una persona responsable dispuesta a tenerlo a su lado toda la vida.
