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Amnistía Internacional pide ayuda para ayudar a liberar al periodista gráfico Shawkan

shawkanAmnistía Internacional (AI) pide ayuda para conseguir que este Shawkan, un periodista gráfico de 28 años, que está encarcelado en Egipto, sea puesto en libertad. Los expertos del grupo de Naciones Unidas que trabaja en detenciones ilegales han asegurado que el encarcelamiento de Shawkan no está justificado y varias organizaciones humanitarias están presionando para que sea liberado, entre ellas Amnistía International, que lleva a cabo una petición para su inmediata puesta en libertad inmediata, petición que puedes firmar aquí.

El trabajo de este fotógrafo ha aparecido regularmente en algunas de las publicaciones más prestigiosas del mundo, como la revista estadounidense Time o el semanario alemán Die Zeit.

Sin embargo, el 14 de agosto de 2013, Shawkan se encontraba en la plaza Rabaa al-Adawiya de El Cairo mientras ésta se abarrotaba de simpatizantes del depuesto presidente Mohamed Morsi. Desde entonces, este profesional lleva encerrado más de tres años por haber tenido la desfachatez, según el gobierno egipcio, de llevar una cámara al hombro para contar la masacre que ocurría ante sus ojos.

Aquel 14 de agosto, cuando varios soldados lo identificaron como periodista, Shawkan fue arrestado junto a otros dos compañeros, el fotógrafo francés Louis Jammes y el americano Mike Giglio. El pasaporte de estos dos últimos hizo posible que dejaran la cárcel dos horas después, pero Shawkan no tuvo esa suerte.

Los miembros del ejército que dirige Egipto lo había han detenido injustamente, golpeado, insultado y encerrado en prisión…y ahí lleva más de 1.000 días en lo que el gobierno egipcio llama ‘prisión preventiva’.

La primera noche que estuvo en la cárcel, le hicieron desnudarse, le tiraron agua encima y le azotaron con un cinturón. No hubo reparos y emplearon la hebilla para golpear su cara y espalda. No comió ni bebió en tres días. Según el propio Shawkan ha relatado en una carta publicada el año pasado, antes de torturarlo de nuevo, los policías hablaban entre ellos para darse consejo sobre cómo hacerle más daño.

Desde entonces, este periodista no ha dejado las infrahumanas cárceles egipcias. El gobierno le acusa de haber inventado información y se niega a retirar los cargos. No permiten, además, que tenga a acceso a la medicación que necesita para tratarse de hepatitis C.

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