De acuerdo con las estimaciones de la Oficina Europea de la Policía, la Europol, difundidas por distintos medios de comunicación de todo el continente, al menos 10.000 niños refugiados han desaparecido nada más llegar a Europa.
Distintas ONGs, como Save the Children, señalan que solo el año pasado llegaron a Europa 26.000 menores sin acompañamiento, sobre un total de 270.000 niños refugiados. La pista de la mitad de los niños desaparecidos se pierde en Italia, donde al menos 5.000 menores no acompañados han escapado de la supervisión de las autoridades cayendo en manos de una “infraestructura criminal paneuropea”.
Esta ‘mafia’, bien organizada, tiene sus centros en Alemania y, sobre todo, Hungría–cuya política oficial sobre los refugiados se acerca a posiciones nazis– que sería el punto de tránsito desde el cual esta organización distribuye a los niños por toda Europa.
Como no podía ser de otra manera, hay una conexión entre esta mafia que secuestra a los niños y distintas organizaciones criminales de explotación sexual y esclavismo que la Europol lleva investigando desde hace años.
¿Cuál es la reacción de la Unión Europea? No solo es que los 27 no hayan cumplido uno solo de los acuerdos que anunciaron sobre los refugiados–en el caso del Gobierno español se comprometió a acoger a 14.931 y este número no ha pasado de 16– es que los investigadores temen que la Comisión decida dejar a Grecia fuera del espacio de libre circulación de personas, el famoso ‘Espacio Schengen’, algo que Naciones Unidas asegura que sería “desastroso”.
“Solo esta petición [la de excluir a Grecia de la zona Schengen] es el punto más rastrero alcanzado jamás por la Unión Europea en su aproximación a la crisis”, denuncia Peter Sutherland, representante especial de Naciones Unidas para la Migración.
