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‘Frankenstein 04155’: la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad

FRANKEISTEINTodo lo que se cuenta en el documental Frankenstein 04155 es real. Nadie a quien interese saber qué causó el accidente del Alvia 05155 debe de dejar de verlo. Todo lo que se cuenta en la hora y media de este trabajo es, exactamente, lo que había en los documentos relacionados con el tren, en documentos oficiales, de Renfe, Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) e Ineco, empresas de las que dependen los ferrocarriles españoles y que tienen su punto de convergencia en el Ministerio de Fomento: en el Gobierno.

No ha sido este el que se ha esforzado en contar la verdad. Han sido las víctimas y las casi 2.000 personas que han aportado dinero para poder realizar una investigación que ha durado dos años. En el otro lado, los responsables y ex responsables públicos han puesto todas las trabas, legales y políticas que estaban en su mano con un único objetivo: que los años pasasen y la muerte de 81 personas en la curva de A Grandeira se metiese en la niebla del tiempo.

PP y PSOE han evitado que hubiese comisiones de investigación en el Congreso de los Diputados y en el Parlamento de Galicia. Los representantes públicos ligados a ambos partidos y que tenían, y tienen, responsabilidades, políticas, al menos, en la tragedia han seguido ocupando cargos públicos sin responder de sus decisiones ligadas al mayor accidente ferroviario de la historia.

‘Frankenstein 04155’ expone cómo se incumplieron especificaciones técnicas que tenían que ver con el peso del convoy, con la seguridad en la frenada, con las dimensiones y características de las vías. Incluso cómo se ignoran las advertencias de los técnicos, entre ellas un correo electrónico del jefe de maquinistas de la estación de Ourense avisando de que en el kilómetro de 84,230 el tren tiene que bajar de 300 km/h a 80 km/h sin el sistema ERTMS.

Este está pensado para que reduzca la marcha en el caso de que no lo haga el maquinista, como sucedió. Por ese kilómetro se circula con otro sistema, denominado ASFA, Anuncio de Señales y Frenado Automático, que alerta al maquinista pero que sólo activa automáticamente los frenos si el tren circulase a 200 km/h y que no actuaría por debajo de esa velocidad.

Frankenstein 04155 cuenta cómo la seguridad cede su prioridad a los intereses políticos: el entonces ministro de Fomento, José Blanco anuncia en junio que el viaje de inauguración se hará a principios de diciembre, aunque en la primera fecha no existen aún permisos ni informes. En abril de 2011, se modifica el proyecto aprobado del tramo Ourense Santiago. Se cambia el ancho de vía y se toma la decisión de que en los 8 kilómetros anteriores a la llegada a Santiago no se instale el sistema ERTMS de control de velocidad y frenado automático.

Ocurrido el accidente, pese a que todos los responsables públicos ofrecen a las víctimas toda su colaboración y apoyo y repiten, una y otra vez, que se llegará al fondo del asunto, la realidad es otra.

El juez Aláez que se hace cargo de la investigación de la tragedia, llama a declarar como imputados a 22 altos cargos de ADIF; pasado un mes y medio la Audiencia Provincial de A Coruña levanta la imputación. Aláez, antes de dejar el juzgado, en un último auto, imputa a 11 de ellos. La Fiscalía y la Abogacía del Estado pide que se les levante, de nuevo, la imputación, la Audiencia Provincial lo hace. Sólo queda un culpable: el maquinista.

El juez que sustituye a Aláez, Andrés Lago Louro, cierra la instrucción en octubre pasado. Solo se señala a un responsable: Francisco José Garzón, el conductor. Nadie más. A él, y sólo a él, se le imputan 80 delitos de homicidio por imprudencia grave profesional y 144 delitos de lesiones por imprudencia grave profesional. por imprudencia y un número indeterminado de delitos de lesiones.

No hay nadie más. Nadie de ADIF, nadie de Renfe, nadie de Fomento. Como habían solicitado el fiscal y los abogados del Estado, dependientes del Ministerio de Justicia dirigido desde desde el 29 de septiembre de 2014 por Rafael Catalá. Catalá era, el 24 de julio de 2013 secretario de Estado de Infrestructuras y Transportes en el Ministerio de Fomento; al frente de este ministerio sigue Ana Pastor y en mayo de 2014, su antecesor, José Blanco, había sido elegido diputado en el Parlamento Europeo.

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