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La fuerza aérea de Estados Unidos bombardeó el hospital de Médicos sin Fronteras, sabiendo que atacaba un centro médico

El general estadounidense John Campbell
El general estadounidense John Campbell

La aviación estadounidense bombardeó el hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kunduz, sabiendo qué era lo que atacaba y después de que “las fuerzas afganas informasen de que estaban abriendo fuego contra posiciones enemigas y pidieron apoyo aéreo a las fuerzas estadounidenses”.

Según ha declarado el general John Campbell, el “ataque aéreo fue llamado para eliminar la amenaza talibán”. El general se ha referido a la muerte de 22 civiles, sin mencionar el número que, añadió, “fueron accidentalmente golpeados”.

Médicos sin Fronteras ha negado que hubiese talibanes en el hospital y ha presentado pruebas de que se informó a las autoridades afganas, a las fuerzas armadas estadounidenses y al mando de la OTAN, de la posición GPS del hospital-el único de la zona-, cuatro días antes del ataque y durante el mismo, pese a lo cual, este se prolongó durante más de una hora.

Por si hubiese alguna duda sobre el hecho de que los mandos militares sabían perfectamente cuál era el objetivo, el Gobierno afgano, a través de su Ministerio de Salud, confirmó horas después de manera rotunda que el hospital de MSF había quedado “destruido casi en su totalidad por el fuego generado tras el bombardeo de Estados Unidos”.

A esto se añade la declaración del portavoz de las tropas estadounidenses en Afganistán, el coronel Brian Tribus, quien afirmó que el ataque de los Estados Unidos a Kunduz podía “haber producido daño colateral a una instalación médica cercana”.

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