Cultura

Damas y caballeros, se abre el telón

 

Fotografía: Escola de Menciñeiros / Volta e Dalle Teatro

Puede incomodar, trasgredir, conmover o dejar un buen sabor de boca. Considerarse una conversación compartida con el público o un secreto a voces. Partir de la nada o trasformarse en un complejo artificio de movimientos, luces, tramas y silencios. Es el poder de la dramaturgia.

Creado en 1961, el 27 de marzo se conmemora el Día Internacional del Teatro, un sector castigado por la subida del IVA cultural hasta el 21 %, la disminución de los espectadores y el cierre de salas donde poder mostrar su potencial creativo. En un día de celebración, el sector de las artes escénicas vive inmerso en un amargo periodo. Ante la delicada situación, el director de la compañía Volta e Dálle Teatro, Pepe Penabade, expresa que “o sector atópase baixo mínimos, solicitando axudas para poder producir os espectáculos. O multiemprego é a maneira de poder sobrevivir”.

El sector teatral entrega los Premios María Casares. Este año la gala se ambienta en un furancho como reivindicación de la precariedad en el ámbito escénico. La compañía teatral Chévere y su espectáculo Eurozone lideran las candidaturas con 12 nominaciones. El espectáculo trata sobre un sistema democrático deslegitimado que sólo tiene en cuenta a la ciudadanía para conseguir su voto cada cierto tiempo, y por su parte, la clase dirigente ejerce el poder en su propio beneficio. Un gran atraco especulativo que referencia el estilo directo de Reservoir Dogs del maestro Tarantino.

En menos de 24 horas, la ciudad se prepara para el recibimiento de la Reconquista de Vigo. El evento cuenta con diversas representaciones teatrales a pie de calle, La primera escenificación a partir de las 12:00 horas será la obra satírica Peccata Minuta a cargo del director Pepe Penabade, en la Plaza de la Constitución.

Don Casto, obispo del Reino de Galicia, y su monaguillo Iscariote, llegan a la feria con su confesionario andante, cantando a ladaíña, esparciendo incienso y otorgando la bendición para redimir los pecados. Ambos eligen del público a los pecadores, arrodillándolos delante del confesionario y procediendo a un interrogatorio sobre la perversión y lujuria de sus actos. Dependiendo de la gravedad de lo confesado, puede ser necesaria la flagelación. El director de la obra señala que se trata “dunha sátira na que respetamos as creencias das persoas, por iso non mostraremos símbolos relixiosos”.

La industria cultural, especialmente castigada por la crisis, recoge fuerzas a base de imaginación y sacrificios, para hacer frente a la constante pérdida de compañías teatrales, festivales y, por supuesto, espectadores. Ante el complicado panorama, Pepe Penabade hace una clara reivindicación “o teatro é humanidade, aínda que algúns queiran matar a Dramaturxia será imposible, porque forma parte da esencia dos individuos”.

 

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