…en el primer caso se trataría de bajar lo que pagan las empresas a la Seguridad Social por cada empleado y , en el segundo, subirle los impuestos a los trabajadores. La Comisión cree que con ello se favorecerá la creación de empleo, y para compensar la pérdida de ingresos que se derivaría de ello, habría que incrementar otros impuestos, como los que gravan la vivienda o las tasas medioambientales.
Bruselas sugiere a los estados miembros que reduzcan la carga fiscal sobre el trabajo dado que en muchos de ellos “aún hay margen” para disminuir las contribuciones a la Seguridad Social, eso sí, sólo por parte de las empresas, “concentrando la reducción en los grupos más vulnerables, especialmente en los que ganan salarios bajos” algo, que, por supuesto a su juicio, “tendrá un impacto en la creación de empleo”, aunque no inmediatamente, algo que le vendría muy bien a países como España, con una tasa de desempleo que bordea el 25%, sino “a largo plazo”.
Para el gobierno de la Unión esta sería la “herramienta preferida para aumentar la demanda de trabajo”, traducido a un lenguaje llano: añadir a la reducción de los sueldos (algo que pide animando a los estados que carezcan de salario mínimo a implantarlo) la de cotizaciones a la seguridad social, algo que redundaría únicamente en perjuicio de los trabajadores, no de las empresas que podrían producir más a mucho menor coste. No se especifica en estas ‘recomendaciones’ si para las relaciones con los empleadores hay que recuperar el ‘si masa’ o ‘como mande masa‘.
Esta idea, sin embargo, no es innovadora, si de lo que se habla es de perjudicar a quienes viven de su trabajo, en esto los líderes europeos son apenas novicios del Fondo Monetario Internacional (FMI), trabajar más, jubilándose más tarde, cobrar menos, aceptar un recorte en todas las prestaciones, desde la sanidad al retiro, beneficiar a los bancos haciéndose planes de pensiones privados y morirse cuanto antes después de jubilarse, para no gastar muchos recursos públicos.
Como argumento para semejantes propuestas, la UE subraya que entre 2008 y mediados de 2011 se han destruido 6 millones de puestos de trabajo, y que el paro alcanzó una tasa récord del 10,2% de la población activa en febrero. Para compensar esta caída sería necesario que se creasen 17,6 millones de nuevos empleos en los próximos 8 años, es decir, 4 empleos cada minuto que queda desde hoy hasta el 2020, un objetivo que jamás se ha conseguido en la historia reciente de Europa, ni en las épocas de mayor bonanza económica. Y los señores que hacen esta previsión son los mismos que proponen todo lo anterior. ¿Si el Pato Lucas se nacionaliza en cualquier país de la Unión Europea puede presentarse como candidato a presidente de la Comisión?
