ALEJANDRA BERNARDO/ Monrovia “Hello máma” (así, con mucho énfasis en la primera a). Adoro este saludo mañanero. “Hello my brother. Hello my sister” (jelou mai brodaaa, jelou mai sistaaa. Ésa, es la pronunciación). Y sonrisas.

Me gusta levantarme por las mañanas. Cada día lo hago más temprano, me sorprendo a mí misma.

He ido a la escuela. Sola. Es domingo. EJ se toma el día libre (vamos que se lo toma, que dice que en domingo no se trabaja jajaja y tiene razón) y yo debería, pero tengo un obrero trabajando en el tejado y ya me pica el gusanillo cuando no estoy allí. Es ya mi territorio, mi dominio. Lo visualizo tal y como me gustaría que fuera y me gusta la idea de “poner ladrillos”, de ir haciendo las pequeñas cosas que se convertirán en los sueños de un algún (muchos) día.

He podido disfrutar de conducir sola. Del viaje. Del sol en parte. De la lluvia en el resto. Y de la música. La conductora del programa en la emisora que escucho se lanza con: “if music was the food of life…” y me quedo pillada. Siempre he pensado que la música es el alimento del alma. Me encanta.  Y hoy, al volante, con la carretera por delante, me vale cualquiera. Aunque esta vez tengo suerte, estoy en África y la que me ponen ambienta mi propia película, un día también soñada. Ha sido increíble. He hasta ligeramente bailado.

Me he reído. Quizás se deba al estado en el que me he levantado. Quizás a las ganas. Quizás a que como me dijeron ayer, (“te veo en tu sitio, contigo misma”) estoy en mi sitio. No sé si es mi sitio. Se me parece mucho. Lo que sí sé es que estoy conmigo misma y me gusta. Me gusto.

Una moto con el texto en la placa: “every day number”. Apoyarme en el mostrador de la gasolinera mientras esperaba el cambio al pagar una tarjeta con crédito de 5 dólares para el teléfono y ver cómo se desplazaba hacia atrás (Oh Gosh, sorry sorry). Conducir por una nueva carretera y llegado el punto ver una señal “DO NOT PASS” sin saber muy bien si pasar, a quien iba a dirigida y pensar será que no se puede seguir por aquí, y a la vez observar coches yendo y viniendo. Estas cosas me han hecho hoy, sonreir. Sola. Feliz.

Me he acostumbrado a James, Dennis y Bryan. Trabajamos todo el día. Ellos en su empresa. Yo en la escuela. Y por la noche para cenar nos encontramos. Ellos se han acostumbrado a mi. “It´s like coming home”. Y yo a ellos. Hemos acordado que en cuanto me mude a la escuela vendrán a buscarme un día a la semana para seguir haciendo lo mismo. Podré así continuar con mis paseos por la playa, ahora ya con Mark, cada día más lejos.

Hoy Andrews termina de arreglar el tejado. Done! Una cosa menos. Ahora a esperar a que los próximos vientos no lo levanten de nuevo. Con un poco de suerte esos mismos vientos nos traen ánimo, esfuerzo, good people (como dicen aquí) y dinerito para los pagos.

Compré galletas para los niños. Se me ocurrió que como era domingo hacer algo especial podría gustarles. Para mi sorpresa Satta hacía palomitas. Las metemos en pequeñas bolsitas. Una para cada niño y una para cada adulto. Es domingo para todos. Mayores y niños. Alberthe cocina con su niña a su espalda.

Leer más


También te puede interesar